La estética de la muerte
Sensibilización cultural es una de las clases que oriento en una universidad colombiana. En principio ésta se concebía como una asignatura netamente teórica; no obstante, si nos atenemos a su nombre, su esencia no reposa en un concepto sino en el aura de los sentidos, en la posibilidad de acercarse efectivamente al mundo del arte y la cultura. Por ello, con un par de profesores que también orientan dicha disciplina en otros grupos, nos dimos a la tarea de replantear su naturaleza y sacar al estudiantado del aula. Lo primero que hicimos fue llevarlos al Museo de Arte Moderno de Bogotá para que apreciaran la exposición De la línea al espacio. Fue una experiencia magnífica porque algunos/as nunca habían ido a un museo. Por increíble que parezca era su primera vez en un lugar de esas características. Ese día el clima se alió con nosotras y permitió disfrutar de una jornada de arte y cielos despejados.
La última actividad que realizamos fue un paseo al Cementerio Central de Bogotá, que yo tampoco conocía. El propósito fundamental era reflexionar sobre la estética de la muerte, sobre esa dimensión que desconocemos - y tememos- pero que enuncia la esencia de la vida. De esa manera nos aproximamos a un lugar de una inquietante belleza cuyas formas responden a un eclecticismo desaforado, a una manera de percibir las distintas aristas de la realidad. Aquí van algunas imágenes que hablan sobre ello:
Tumba de Carlos Pizarro
Tumba de las hermanas Bodmer
Tumba de Julio Garavito
Tumba del escritor José Eustasio Rivera
Con mi estupendo grupo de estudiantes
Fotos: Martha Cecilia Cedeño Pérez
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